El Mercado Ambulante

Ese dia viaje al los planos, tenia que comprar algo de especias para mi madre y mi hermana, sabía que allí siempre hay caravanas y campamentos de comerciantes donde se puede encontrar de todo, ademas de esto, siempre puedo cazar en el bosque, y encontrarme algún Euceratherium descuidado al que podría clavare una flecha con facilidad, sin embargo, no soy ningún estúpido, también me cargue las espadas y el escudo por si tuviera que pelear, fui a los riscos de Iyokshica a pedir la ayuda del espíritu guía de mi tribu y luego me encaminé en compañía de Fang a los planos.

Este siempre ha sido uno de mis lugares favoritos del mundo, el lugar siempre esta lleno de paz y de calma, aquí fue donde me hice compañero de mis tres espíritus guardianes, el Zorro, el Enano y el Halcón Peregrino y de Fang, a quien conocí cuando apenas era una bolita de pelo con unos colmillos del tamaño de mi mano, su familia acababa de morir, y yo lo llevé a casa para curarle una pata herida, pero estoy divagando, lo importante es el relato de ese día, que fue uno bastante interesante.

Me movía por el camino, comiendo una manzana y dándole algo de carne a fang, quien ya tenia hambre, cundo por fin divisamos un mercadillo lleno de tiendas de campaña y alfombras llenas de productos, entre y camnié hasta la tienda de uno de los comerciantes de especias que ya conocia:

-¡Achak! que gusto verte por aqui- Me dijo el hombre tuerto mirandome con su unico ojo

-Buenos días Mártin, ¿te ha ido bien la mañana?- dije empezando a ver las especias y a hacer cuentas de lo que nescesitariamos para pasar el invierno.

-Por el momento, si, gracias por preocuparte amigo, como están tu hermana y tu madre?- y así empezó una conversación bastante común, como la de un día común, en un mercadillo común, pero lo que me pasaria ese dia no seria en medida comun

Conmocionada, no, emocionada, tampoco. No sabía explicar las emociones que me invadían en aquel momento. Sólo caminaba a través del bosque tranquilamente, analizando la situación que acababa de presenciar, aún no me daba cuenta si eso había sido un sueño, o en realidad había ocurrido. Encontrarme con Iyokshica, había tenido una relación con el, como si él fuese una mascota, lo había tratado y mimado como si fuese un perrito de una casa familiar, si me ponía a pensarlo, era algo ilógico. Luego, la aparición de ese enorme megalania, de aspecto asqueroso y temible, que había intentado cenarme a toda costa, y me había agarrado en el peor momento, desprevenida, distraída, y con la cabeza en cualquier lado. Lo más loco, era que Iyokshica, el mísmo espíritu guardián de los cojun, me defendió, y evitó que fuese tragada por el megalania.

  Y eso no había sido todo, había experimentado el miedo, creía que por primera vez de esa magnitud. No sabía exactamente la razón, pero el nudo en la garganta aún no lograba digerirlo. Aunque también había recibido su apoyo y contención, no fue suficiente. Sí había logrado aliviar, pero no del todo. Y como su despedida, me dejó el arco y las flechas, un regalo que iba a conservar como si fuese oro. Lo llevaba colgado en la espalda, por cualquier cosa. Si se aparecía otro megalania, tendría con qué defenderme, no como en aquella situación que justo estaba desarmada y no tenía como defenderme, exceptuando esconderme.

Estaba caminando sin rumbo alguno, me encontraba demasiado metida en mis propios pensamientos, sólo veía árboles y plantas, y sentía que cada árbol y cada planta iba quedando detrás de mí, abriéndose paso a un mercado que había allí, donde había tiendas donde vendían diferentes tipos de objetos y mercadería. Podría haberla rodeado por el bosque, pero quizás aquel lugar no era tan grande, y podría atravesarlo y ahorrar camino. Había bastante gente, o los espacios entre las tiendas eran muy angostos y habría menos gente de lo que aparentaba. Había gente comprando, y otra sólo conversando, tuve que zigzaguear por entre la "multitud" unos minutos, hasta que algún tipo se cansó de que se le arrimaran, o quien sabe que le ocurrió, que empujó a personas que habían a su costado para abrirse paso, sin darme cuenta casi perdí el equilibrio, y golpeé con el codo a un joven que se hallaba comprando y dialogando con el vendedor.
-Disculpa, no fue mi intención - Le dije casi inconscientemente al notar que había golpeado a alguien, y no por mi culpa. En parte sí lo era por mi pésimo equilibrio, pero el causante había sido aquel hombre que desapareció entre las tiendas.

Conversaba con Mártin sobre la situación en que estábamos los Cojun por ahora, en la capital había mucho dinero, y sin embargo, la reserva de Zafiros y rubíes estaba algo baja, debido al ritual de invierno en honor a Iyokshica, el príncipe había declarado que ningún cazador podía cumplir con misiones durante un mes, parece que este nuevo príncipe no escuchaba mucho la voz de los Iyokshica pero que se le iba a hacer, sin embargo, la conversación se vio interrumpida cuando, uno cuantos puestos mas aya, se escucho una discusión:

-No puedo darte las balas por ese precio, Arthur, atente a eso

-¿Quieres que te meta una entre ceja y ceja?- respondio el hombre molesto

-Con el tipo de armas que usan ustedes los monicans seria un milagro que acertaras- se burló el vendedor

-Es decepcionante cuando se pelean dos personas por cosas tan nimias como esa ¿no es así?- dije para mi mismo mientras veía al muchacho vestido con ropas descubiertas venir hacia nosotros, empujando de paso a una chica con un arco, a la que apenas tuve tiempo de atrapar para que no callese:

-¡Gilipollas! ¿Por que no te fijas donde pasas?- Le grité al idiota mientras ayudaba a la chica a estabilizarse -No tengas cuidado, ¿te sientes bien?

Por el Aspecto que tenia, deduje que seria parte de las tribus nativas, igual que yo, mas probablemente Cojun, por que no llevaba armas de fuego, y vestía, igual que yo, con ropas cómodas al estilo indio norteamericano, ademas, el arco que de hueso que llevaba tenia un par de glifos de nuestra tribu tallados, si, definitivamente era una hermana de mi tribu:

Deberias ir un poco mas atenta, pero tranquila, a todos nos pasa la primera vez que entramos en el mercado del bosque de los espiritus, ¿buscas algo en especial? podria decirte donde encontrarlo, y si no, seguro que Mártin sabe- Dije mientras señalaba al buen Mártin que miraba molesto al monican que acababa de irse.

Sentí los brazos de aquel joven que me ayudó a no caer, a la vez que le gritaba a aquel tipo que parecía que no era su mejor día. Observé entre la gente por donde se había ido, claro que ya lo había perdido de vista, y volví los ojos al chico que estaba a mi lado,mientras le gritaba un insulto, y que se fijase por donde pasara. Tuve que levantar la mirada, era bastante más alto que yo, y preguntó si me sentía bien. -Sí, no ha sido nada - dije con una sonrisa, en realidad no había sido nada.

 Noté como aquel chico me observaba, así como yo también lo hacía. Se me hacía que eramos de la misma tribu, nuestros atuendos no eran tan diferentes, además que no tenía consigo ninguna arma de fuego, así que no debía preocuparme. Ambos eramos cojun. Él me aconsejo que debería ir tranquila, y continuamente me preguntó si buscaba algo, creyó que estaba allí como una clienta. Vi al tal Márthin mientras el chico lo señalaba. -No, gracias- Sonreí. -Es que no estoy aquí para comprar algo, sólo estaba caminando por el bosque, y creí que por aquí haría un atajo- Expliqué. Lo observé unos minutos más, y me pareció más conveniente presentarme, tener a alguien conocido en diferentes lugares no venía para nada mal. Por cualquier cosa. -Arleen, un gusto- Le tendí la mano, mientras me hacía unos centímetros a un lado para abrirle paso a la gente que caminaba a un costado, y que no tengan la necesidad de empujar.

Evite reírme para que no sintiera que me burlaba de ella, pero estaba claro que era nueva en esta parte del territorio, ¿atajar por el mercado ambulante del bosque de los espíritus? eso nadie que hubiera estado aquí antes lo intentaría, sabiendo lo petado que esta esto todos los días, pero bueno, yo no era nadie para reírme, sabiendo que precisamente la primera vez que había viajado hasta allí por mi rito de iniciación, y para obtener mis espíritus guardianes, yo había hecho exactamente lo mismo, sonreí, supongo que después de todo, nos parecíamos bastante, no era cuestión de burlarme, su arco si que me llamaba la atención, los glifos que tenía grabados decían “Iyokshica” parece que en esta chica había algo más de lo que saltaba a la vista si le era permitido llevar un arma con el nombre de nuestro espíritu padre inscrito:

-Soy Achak, encantado de conocerte Arleen- dije mientras estrechaba su mano -Y este es Fang- Dije mientras señalaba a mi smilodon mascota, recostado a mis pies, mientras movía la cola, el dio un gruñido suave, casi como un ronroneo, a modo de saludo, y se sentó para mirar a Arleen -Bueno, y si recorres el bosque, ¿Es acaso tu rito de iniciación? ¿O viájas a algun lugar?- dije curioso mientras me acomodaba el escudo y el carcaj con el arco en el a la espalda, quizas podria prestarle ayuda si así era, después de todo, era una miembro de mi tribu, y una posible compañera de cacería, mientras veía a Mártin surtir la lista de especias y comestibles que le habia dado, con los encargos de mi madre, y mientras también examinaba las flores de un puesto cercano, pensando en en llevar algunos jazmines para mi hermana, esas eran sus flores favoritas.

-Si es que viajas a algun lado, yo podria guiarte, conozco los bosques como la palma de mi mano, y Fang tiene un gran olfato, por si quieres alguna presa mientras caminamos- tras hacer la propuesta, tome una pequeña bolsa de piel rayada que llevaba en el cinturón, para sacar algo de dinero, pues Martin acababa de terminar de surtir la despensa y se nos acercaba para darme las bolsa

Noté como intentaba aguantar la risa ante mi comentario. No había dicho nada de malo, o quizás sí, aunque no comprendía a que venía eso. Tal vez el hecho de tomar un atajo por el mercado no había sido de las mejores ideas, aunque bueno, no andaba por allí seguido, es más, creía que era la primera vez que ponía un pie en aquel lugar. Tampoco pasó desapercibido el hecho que observaba mi arco, giré la cabeza unos centímetros para comprobar que seguía allí intacto.

 Estrechó mi mano diciendo su nombre, Achak, debía reconocer que nunca había oído de él. Ni siquiera lo había visto.  También me presentó a Fang, su smilodon, que parecía que lo tenía de mascota, y se sentó para observarme. Le sonreí, y me arrodillé junto a él y le acaricié la cabeza, hasta que oí la pregunta de Achak. -En realidad, no hago nada en específico. Me gusta deambular por el bosque- Dije mientras le daba la última caricia a Fang y me volvía a poner en pie junto a Achak.

 -Se ve que recorres a menudo estos bosques...- Comenté al oírlo decir nuevamente que me él me podría guiar, junto con Fang, ya que conocen muy bien el lugar. Lo miré mientras le pagaba al comerciante algunas especias que había comprado. -Pues, no tengo nada planeado, ni ningún horario a quién respetar, así que si quieres acompañarme por un rato, por mí está bien- Le respondí. Y era verdad, no tenía a nadie que me dijera que debía volver a tal hora, tampoco a alguien que me dijese "no vayas por ahí que es peligroso", o algo por el estilo.

Curiosamente, Fang dejo que esta chica rubia y guapa le diera de mimos sin rechistar, normalmente a él no le gustan los extraños, siempre había sido así desde que era no más que un gatito con dientes más grandes que él, al contrario que su hermana, la pequeña Couba, que ahora es la compañera de mi hermana, Fang siempre estaba cuidando de mi cuando niño, y siempre le gruñía a cualquier extraño que no fuese mi hermana o mi madre, no importaba quien, siempre terminaba con una mano arañada, eso se volvió un problema cuando fue creciendo, tuve que entrenarlo para que no lo hiciese después de que un patán que quiso darle un golpe se quedó sin mano, pero bueno, eso era otro tema, del que prefiero no profundizar, Si Arleen disfrutaba pasear por los bosques, es que no era cazadora, ningún cazador va por allí deambulando con predadores cerca ¿de donde salía entonces el arco?

-Bueno, no es muy seguro deambular por los bosques cercanos con tantos depredadores cerca- dije haciéndole una seña para que me siguiese hasta el puesto de una simpática florista de piel morena, pedí unos Jazmines y le di unos dólares extra para que me diese algo mas -Aqui en Blake Island estaba el centro de investigación del profesor Andrew, está plagado de depredadores ademas de presas, sobretodo aqui en el bosque de los espíritus- dije mientras recargaba las manos en las empuñaduras de mis espadas, y guardaba las especias en las alforjas de mi compañero, Fang siempre me ayudaba con las compras -Veras, aqui en el bosque no se puede ir deambulando por allí, hay demasiados depredadores en esta parte de la isla, debido a que hay multitud de climas diferentes en estos planos, por eso en Nara nos educan para nunca distraernos durante nuestros viajes.

Mientras hablaba, la chica de la floristería fue hacia los barriles de agua de su tienda y sacó el ramo de jazmines frescos, y ademas, me entrego también una orquídea purpura, muy rara, que solo se encuentra sabiendo lo que se busca, y se la entregue a ella.

-Para ti- le dije a Arleen obsequiando la flor con una sonrisa, y cargando el ramo de flores con una mano, mientras empezaba a caminar hacia afuera del mercado haciéndole señas de que me sigues

Oía como Achak hablaba, y me contaba cómo eran las cosas por aquellos lugares. Me había quedado claro que no eran para nada seguras, con depredadores por doquier, mejor dicho plagado de depredadores. Lo entendí perfectamente, aunque el no se dio cuenta que lo repitió unas tres veces seguidas, sonreí vagamente al notarlo. Pero el ni se había inmutado. Sabía lo que era el peligro, pero nunca me preocupé por aquello, aunque supiese que había peligro, me aventuraba de todas maneras, aunque esté totalmente desarmada. Claro que actualmente llevaba el arco de Iyokshica por cualquier cosa, pero si aunque no lo tuviera, no tendría miedo. O eso pensaba hasta el ataque del megalania, desde ahí me di cuenta que el miedo se podía apoderar de mí en cualquier momento, y eso me tensaba, por ese motivo intentaba no tocar aquel recuerdo, o mejor, sólo conservar la parte de risas con el espíritu de mi tribu.

 Había oído algo sobre aquel profesor Andrew, pero nunca supe su historia en profundidad, en realidad, no era algo que me interesase de manera urgente, si me enteraba por esas casualidades de la vida, bien, y sino, también.  -Nunca oí su historia completa, tampoco me importó mucho -   Dije encogiéndome de hombros, y era verdad, no era algo que me interesase hablar. El bosque de los espíritus, no estaba segura de saber que se llamase así, o quizás sí, sólo que nunca distinguía cuando dejaba un sector e ingresaba a otro...

 Lo observé mientras se dirigía  a una florista que había allí,  y le tendía un ramo de jazmines, mientras lo esperaba, me volteé para observar a la gente que iba y venía, alguna apurada, y otra tranquilamente, observando e investigando cada tienda que había allí hasta el último detalle. Hasta que la voz de Achak me sacó del mundo que había comenzado a formar en la cabeza, me volteé a verlo, estaba con una sonrisa en su rostro, entregándome una flor púrpura, que no había visto nunca antes. -Gracias- Dije con una sonrisa, de manera de agradecer el gesto, y me hizo seña de que lo siguiese, no tenía nada más importante que hacer, así que me acomodé la flor en un costado de la cabeza, más precisamente sobre la oreja, y corrí unos metros hasta alcanzarlo.

Mientras caminábamos fuera del mercado, me dedique a explicarle a Arleen como estaba la situación en Blake Island, la isla contaba con una gran extensión territorial y múltiples colonias de granjeros cuando la catástrofe empezó, siempre habían sido gente pacífica, que estaba en contra del maltrato a los prehistóricos, pero nunca hicieron nada por evitarlo, también aquí esta el lugar donde todo comenzó, perdido en algún lugar de las junglas y pastizales, el laboratorio del doctor Blake, un inmenso complejo de investigación paleogenetica, donde el doctor Blake había traído por primera vez a un Megalania a la vida clonandolo a partir de fósiles de la isla, había recibido un premio nobel y una gran cantidad de fondos por ello, pero también habia recibido la visita del gobierno de estados unidos, y maldita la hora en que eso sucedió:

-Veras- Le explique -Lo que pasó fue esto: el Doctor Blake era un gran hombre, que utilizaba la ciencia en beneficio de la humanidad, el fue quien limpió la contaminación extrema del planeta hace más de 50 años, y también quien creó los transportes electromagnetics de zión, pero cuando trajo a la vida a ese megalania, la atención pública fue dirigida hacia el, un dia, cuando la tercera guerra mundial empezó uno de sus colegas le dijo al pentágono que le pidieran ayuda, el se negó a usar la ciencia en bien de la guerra, pero no le quedó más opción cuando el gobierno de estados unidos secuestró a su esposa, le obligaron a producir prehistóricos inteligentes en masa para usarlos como soldados, al poco, cuando vieron los maltratos que los humanos sometieron a su especie cuando no eran aún inteligentes, los prehistóricos se rebelaron, y ya ves lo que paso- largué un suspiro.

Siempre he pensado que, si las cosas hubieran sido diferentes, los humanos y prehistóricos hubiéramos sido buenos amigos, pero al parecer, eso no iba a pasar ahora:

-¿Por que será que todo lo bueno que creamos los humanos lo usamos para la guerra y la destrucción?- pregunté en voz alta, pensativo, mientras salíamos del mercado y entrabamos entre los árboles, Fang iba persiguiendo a una rata canguro que habia visto, puesto que tenia hambre, y no habia otras presas cercanas -Mira, esto te lo aclarara mejor- dije sacando de la bolsa de mi cintura un plano de la isla, donde estaban las diferentes ciudades, y asentamientos de las tribus, he iba señalandolos, empezando por Nara, mi aldea -Esta es la capital de la nación Cojun, y mi aldea natal.

Me tocaba hacer un viaje hacia unos territorios en busca de cacerias para poder conseguir carne, pieles y otros materiales útiles, asi que decidí explorar otros territorios, siendo que primero debía pasar por el centro de la isla para ello, y de paso podría llegar a encontrar algo útil por los mercados ambulantes que solían pasar por el centro, ya que podía encontrar todo tipo de información útil entre otras cosas, aunque costase de vez en cuando que fuese información verdadera o que no estuviese a un gran coste de dinero.

Sin embargo, era mas facil decirlo que hacerlo, ya que no tenía mapa y no sabía por donde ir para investigar los territorios. Entonces, vi como una rata canguro era perseguida y cazada por otro animal, y vi un par de personas que estaban mirando un mapa, asi que podría llegar a consultar el camino con ellos, asi que me acerqué con una sonrisa; ya que asi suponía que no intimidaria o algo asi, aunque costaría ya que llevaba puesta mi armadura de cuero y mis armas, aparte de diversas pieles para las zonas que no cubria la armadura.

- Perdonen las molestias, ¿me podrían ayudar a guiarme? Estoy buscando algunos territorios adecuados para la caza. Mi nombre es Karsein Kerneth, de la tribu Zolmec. - Dije sonriendo, mientras extendía mi mano en señal de saludo, esperando que lo tomasen a bien y no tuviese problemas para hablar con ellos, ya que no me apetecía tener problemas para algo tan sencillo como la exploración, aunque echaba de menos la compañía de algunos miembros de mi tribu, pero no podía hacer nada para ello a menos que me encontrase alguno por el camino con el mismo objetivo o parecido.

De a poco nos fuimos alejando de aquel mercado, oyendo como Achak me explicaba la historia de la isla Blake Island, no estaba muy interesada en ella, incluso me llegaba a resultar algo aburrida, pero me agradaba su compañía, y su entusiasmo al contar la historia, por ese motivo decidí seguir escuchándolo. Seguí oyéndolo sobre el doctor Blake, que era un gran hombre, que sabía mucho de ciencia, que limpió la contaminación hacía ya muchos años, que trajo a mi tan amado megalania, quien me quiso cenar, y sobre la tercera guerra mundial... Lo oía, pero no tenía mi completa concentración en eso, hasta que lo oí suspirar, y me volví completamente, esperando que me dijese que no le prestaba atención, o algo por el estilo, pero no dijo nada de eso. -Tal vez porque los humanos tienen sed de poder, mostrar que son superiores a todos, sin importarles que también hay criaturas que no pueden tomar decisiones por si solas, y que también pueden sufrir y sentir el dolor-.

  La verdad, que tenía razón, ¿por qué el ser humano es como es? Si crean algo bueno, lo destruyen, o peor, lo utilizan para dañar a los demás, y destruir. Creo, que el término "humano", es sinónimo de destrucción. Nada bueno llega a través de él, y si llega, es desperdiciado e ignorado, siempre hay alguien que intenta hacer la diferencia, ya sea ayudando al prójimo, o cuidando una simple ave, pero esas pequeñas acciones son las que nadie nota.

  Fang corrió a mi lado persiguiendo una rata que corría por ahí alejándose, no tanto como para perderle de vista, pero se había alejado, mientras que Achak sacaba un mapa de la bolsa que llevaba en su cintura un mapa de la isla, indicándome dónde era su ciudad natal. -Creo que nunca vi un mapa de la isla..- Comenté, había recibido cientos de veces indicaciones, o había leído indicaciones, pero, ¿Un mapa de la isla?, ni siquiera alguien con quien yo me haya cruzado llevaba uno encima, ni tampoco era mencionado, y menos, vendido, o por lo menos en los mercados donde yo había estado durante el último tiempo. Y si los había, tenía un grave problema con la distracción.

 Entendía poco y nada lo que decía el mapa, o mejor dicho, no sabía exactamente cómo utilizarlo. Me acerqué a Achak a "intentar" leerlo, hasta que sentí unas pisadas, levanté la vista, y un hombre con una sonrisa, y cubierto con una armadura de cuero y todas sus armas, se nos acercaba. Lo observé mientras Achak seguía viendo el mapa, hasta el momento en que se colocó en frente de nosotros extendiendo su mano en forma de saludo, presentándose. -Soy Arleen, un gusto - Le tendí la mano rápidamente antes de que Achak lo hiciera, si es que lo iba a hacer. Se presentó como Karsein Kerneth, de la tribu Zolmec, aunque ya había deducido por su aspecto la tribu a la que pertenecía. -Nosotros somos de la tribu Cojun, y él es Achak - Señalé al mencionado, y me volví hacia Karsein nuevamente, hasta que preguntó si lo podíamos guiar hacia algún territorio adecuado para la caza. Ahí no sabía que contestar, me perdía yo misma, no iba a poder guiar a alguien mas. Así que me coloqué devuelta junto a Achak, dándole un suave codazo disimulado para que él le contestara. Él tenía el mapa, y también él conocía todos los bosques y lugares.

Mire al enorme desconocido, volviendo a guardar mi mapa y silbando para que Fang regresara junto a mi, se sentó a mi lado y miro al desconocido con curiosidad, parecía un hombre fuerte, y sin duda era un zolmec por su aspecto de monte de músculos, enrolle el mapa de la isla y volvi a guardarlo en mi bolsa de viaje, antes de levantarme y silbarle a Fang para que viniese a mi lado, el se zampó su rata canguro de un bocado y fue a sentarse junto a mi, pensé que quizás un zolmec, siendo guerrero, le parecería raro que un cazador llevase un smilodon como mascota, aunque a mi también me parecia raro ver un zolmec por estos lares, por lo que sabia, el clima de un bosque no es lo suyo, prefieren los tibios valles, pero esa era otra historia, por ahora no me preocuparia de nada mas que de llegar con las especias y la carne de regreso a Nara, antes de coger la mochila con la tienda de campaña, y salir a comenzar mi viaje por el mundo, cuando iba a presentarme, Arleen lo hizo por mi, cosa que me dio un poco de gracia, parecia que nos conocieramos de años atrás, caminé hacia el extraño con Fang a mi lado y dije en la lengua tribal de aquel muchacho:

-Bienhallado amigo, soy Achak Skah, Hijo de Akando Skah de la tribu Cojun, nacido en la aldea de Nara- dije dando el saludo caracteristico de mi tribu de elevar una mano frente a si mismo, luego volví a hablar en el idioma comun de la isla -Bueno si dices que quieres cobrarte alguna presa, no pudiste elegir mejor lugar que el plano de todos los espiritus, y mas aun en este bosque, siempre hay animales que cazar, nunca falta la carne aquí, y tambien esta el mercado mas adelante, de alli venimos Arleen y yo, ¿tu buscas algo en especial? o simplemente quieres algo de comer?- pregunte mientras veía a Fang, quien de pronto, habia levantado las orejas, algo acababa de escuchar, y un segundo despues, se coloco de nuevo en sus cuatro patas, gruñendo -¿que pasa muchacho? ¿que hueles? la respuesta no debio darmela el, al poco tiempo se escucharon disparos desde lejos del bosque, Fang salio corriendo en direccion a la zona y yo con el, lo que nos encontramos fue impresionante.

El monican de antes, quien habia empujado a Arleen, estaba alli, rodeado por varios Daeodones, uno de ellos se avalanzó hacia el chico sin que este pudiera recargar su arma y le atrapó el brazo en sus terrible mandibulas, sin dudarlo un segundo, tensé el arco y le dispare al animal que le había mordido, incrustandole una flecha justo en la cabeza, los demas animales empezaron a arremolinarse sin comprender que pasaba, mientras yo preparaba otro tiro.

Daeodon:

Me causó cierta gracia la formalidad con la que se presentó Achak, a comparación de él, yo era una completa irrespetuosa y con falta de modales, pero ¿que mas daba? , ni que nos conociéramos de toda la vida, bueno, por eso mismo debía dar una buena imagen, pero ya ni eso me importaba, sólo era yo misma, en cualquier ambiente, y con cualquier persona, una persona genuina y única, siempre me consideré así, sin que me importe lo que los demás puedan decir de mí. Nunca recibí queja alguna por ninguna actitud, pero quizás las palabras no salían, pero se pensaban. Achak le explicaba a Karsein detalladamente por donde podía cazar, yo lo observaba pensando en cómo podía movilizarse con semejante cantidad de músculos, o si tenía algo de flexibilidad con su complexión.

  Mis sentidos se alertaron en cuanto percibí la inquietud de Fang, comenzó a gruñir, y acto seguido salió corriendo, seguido de Achak, no había notado el instante en que ambos habían salido corriendo hacia la zona en que se sentía la tensión y el miedo; pasaron unos segundos, y corrí tras ellos. Llegué en el instante en que Achak le disparaba a un Daeodone, haciendo entrar en pánico al resto del grupo. A lo lejos, vi a aquel tipo que estaba desesperado y de mal humor en el mercado, agarrándose el brazo, el cual le brotaba un torrente de sangre, estaba sentado en el piso, agarrándose el brazo herido con la mano sana y gritaba. En un momento, Achak se preparó para volver a disparar a un animal que estaba en frente de él, pero no percibió que se acercaba uno por detrás. -¡Cuidado!- Grité, mientras que saqué el arco en un rápido movimiento, la punta de la flecha comenzó a iluminarse, y disparé, justo en la cabeza. El animal cayó muerto.

  Me coloqué a un lado de Achak, continuando con los disparos, hasta que en un momento parecían no haber más, o  por lo menos a simple vista. Me acerqué al hombre herido, dejando en el suelo el arco y las flechas, me arrodillé a su lado, y saqué de mi cinturón unas gasas y hierbas medicinales que podrían ayudarlo a evitar una infección. Me intenté acercar con una hierba, a pesar de sus insultos, los ignoré. Yo no era nadie para juzgar a los demás, quizás el hombre había tenido un mal día, y para empeorarlo, toparse con estos animales. -Déjame que te ayude- Se negaba a que lo ayude, sentí un leve enojo, y tomé con brusquedad el brazo herido y comencé a curarlo, y luego vendarlo. A pesar de los forcejeo y las palabrotas, le pude vendar la herida. No esperaba que me agradeciera ni nada, sólo lo hice por el simple hecho de ayudar, mientras se levantó me empujó por el hombro haciendo que me quede sentada en el suelo, y comenzó a caminar para retirarse.

Vaya con este tio, le acabamos de salvar la vida y de vendarle las heridas y el imbécil parece que nos cree basura, pues por mi que le den, debería haber dejado que ese Daeodon le arrancara el brazo y no gastar dos tiros en salvarlo, pero bueno, ya he hecho las cosas y no puedo cambiarlas, me dirijo a los animales para sacar mis flechas y arrancarles algo de carne con la ayuda de una de mi espadas, la cual cargo en el morral que llevo a la cintura, no sin antes salarla un poco, para que no se echase a perder solo 3 de mis flechas se han salvado, así que le quito también unas costillas a uno de los daeodones para hacer mas puntas para ellas:

-¿Arleen, te encuentras bien?- le pregunto mientras voy a su lado y le ofrezco la mano para que se levante, soriendole para ocultar lo cabreado que estoy con aquel idiota que la ha empujado, vaya con el tarado, pero por ahora me interesa mas mi nueva compañera de cacería que lo que le pase al idiota aquel, por mi que se lo coma un Megalania, prefiero ayudar rápidamente a Arleen y luego hacer lo que se requiera, a todo esto, me preguntaba que habría pasado con el Zolmec, normalmente ellos son los primeros en la avanzadilla y ahora no lo veía por ninguna parte, bueno, después lo buscaría, ahora le tendí la mano a Arleen y me asegure de que no estuviera herida

-Bueno, parece que no te has roto nada, ni te han herido, menos mal.

Observé, sentada en el suelo, mientras Achak juntaba sus flechas anteriormente disparadas, no habían vuelto a aparecer los daeodones, y el tipo al que habíamos ayudado anteriormente, tampoco volvió a hacer alguna aparición. De seguro habría salido corriendo una vez que lo perdimos de vista para llegar a su destino más rápido, y así evitar otro encuentro con alguna criatura como la que le había tocado toparse minutos atrás. De seguro, que si no hubiese sido por la flecha de Achak, él ya estaría muerto, y no hubiera nada más que hacer allí, pero no fue así, lo tuvimos que salvar, y me atreví a hacer el intento de curar su herida, aunque de sus labios solo salieron maldiciones y barbaridades. Pareciera que, si no lo hubiese ayudado, no hubiese tenido que soportar sus insultos. Pero ya estaba hecho, no me iba a afligir por las palabras de un desconocido. Las palabras realmente importan, cuando importa quien las dice.

 Sentí por el sonido del césped, que Achak se acercó a mí ofreciéndome su mano para levantarme, mientras me preguntaba si estaba bien con una sonrisa, aunque yo sabía que sólo estaba sonriendo para que no me preocupara, pero de seguro tenía ganas de salir tras aquel tipo y darle una paliza, claro que no lo iba a hacer estando yo junto a él. -No fue nada- Sacudí la cabeza negando, a la vez que aceptaba su ayuda y me volvía a poner en pie. Parecía aliviado al notar que no me había hecho nada. Reí al escuchar su comentario, haber si me había roto algo. -No creo que un empujón me pueda llegar a romper algo- , aunque me agradaba que se preocupase por mí. Nadie lo había hecho antes, viví toda mi vida sola, y las personas con las que me topaba, nunca nadie me demostró cariño o preocupación alguna hacia mi persona.

Desde temprano en la mañana se me habia dado una mision...es mi forma de decir que me habian pedido que fuera al mercado a hacer unas compras, habia ido con los pescadores a sacar algo para vender y tal vez comer, pues ya habia cazado mi desayuno y el de mi pequeño huron Tom, como no acostumbro vender como los pescadores habia pescado poco y me pidieron ir al mercado por unas cosas. El lugar era un tanto bullisioso para mi gusto, pero, ya casi terminaba mis compras, asi que bien, podria soportar, cuando de repente se escucho un ruido raro y Tom siempre curioso corrio en esa direccion, al seguirlo veo a unas personas y los cuerpos de unos Daedones,parecian heridos y Tom incapaz de comprender la situacion se les acerco, ah, vaya a solo unas especias de ir a casa y no me ayudas Tom!
-Hola! Que hay gente, estan bien? Puedo ayudarlos?
Realmente mi intencion era atrapar a Tom que se habia escondido entre ellos, pero si estaban mal no estaba mal ayudarlos.

-No, ya se que no te rompería nada, pero nunca esta de mas prevenir- digo sonriendole a mi nueva compañera de caza mientras guardo las flechas que se han salvado en el carcaj a mi espalda, cuando de pronto siento algo me sube por la pierna, y al mirar... Venga ya, esto debe ser una broma, un hurón se mete a mi morral y se come un trozo de la carne que acabo de juntar como si nada, trato de alcanzarlo pero sube por mi hombro hacia mi cuello, cuando por fin lo alcanzo iba de regreso a mi morral por mas carne, lo levanto por la piel suelta tras la nuca con delicadeza para no herirlo y lo miro:

-Vaya pequeñín, tenias hambre no? bueno, ya podrías pedir y no estar robando- mientras decía eso, Fang se para junto a mi, olfateando, acaba de detectar un aroma, pero no el de una presa, si no el de un cazador, por que luego de notarlo se ha quedado sentado en cuatro patas como siempre le he enseñado, cuando Arleen por fin esta ya de pie veo a una chica con el cabello rizado salir de entre la maleza, llevando algunos productos del mercado, como va mirando hacia todos lados, supongo que el bicho este es su mascota, asi que sonriendo le extiendo la mano con el huron -Si estamos bien, tranquila, no ha pasado nada, por cierto ¿De casualidad este amiguito es tuyo? nos ha encontrado hace un segundo, cuando terminábamos un asunto aquí, yo soy Achak y esta es Arleen, ambos de la tribu cojun.

Mientras hablaba note como uno de los Daeodons, ya muy herido y sin posibilidad de salvarse de la muerte, y de seguro sufriendo mucho en la agonía, se retuerce en el suelo, así que sacando una de mis espadas me arrodillo a su lado y la entierro firmemente en su corazón, parando su sufrimiento, mientras digo -Yaoma- ("Gracias" en lengua Iroquesa) como un ultimo tributo a aquel animal

Esperaba a que Achak terminara de guardar sus flechas, aún riendo, y de un momento a otro, un pequeño hurón le trepa por la pierna intentando robar la carne, y al principio lo logró, pero cuando iba por más, Achak lo logró agarrar justo a tiempo. Me acerqué enseguida y le acaricié la cabeza con ambas manos. -Hola hermoso- Le dije al animalito. Había visto en varias ocasiones hurones, de diferentes tamaños y colores, pero creo que este era único, no había visto un ejemplar como ese nunca. Fang se acercó y se sentó a un lado de su dueño y compañero, y me senté a su lado, abrazándole el cuello con un brazo, mientras que con la mano le acariciaba la cabeza. Tenía cierta obsesión con los animales, que debería controlar seriamente, claro que eso solo lo pienso, y me reto, cuando no tengo ninguno cerca, tener una criatura como Fang cerca, no ayudaba en mucho.

 En un momento, oigo el ruido de ramas y el sonido de las hojas secas cuando son pisadas, levanté la vista, sin soltar a Fang, y una joven de cabello oscuro y rulos apareció entre los árboles. Preguntó si estábamos bien, y si nos podía ayudar; estaba claro, que volvía de algún mercado, pues llevaba varias bolsas con mercadería. Como era habitual, quise hablar y contestarle inmediatamente, sin embargo, en esta ocasión, Achak se me adelantó y se presentó él mismo, y me presentó a mi también. -¿Tú necesitas algo?- Decidí preguntar  amablemente, quizás aquella chica sólo se acercó e intentó entablar una conversación, y así poder pedir algo, como sea, me adelanté todo ese paso, si necesitaba algo con urgencia, no había tiempo para dar vueltas.

 Advertí en que Achak ya no se encontraba cerca mío, giré la cabeza, estaba dándole una muerta, mas o menos, digna a un  Daeodon que se hallaba agonizando, ansiando que la muerte se lo llevara a la otra vida, deseando desaparecer de la tierra de una vez por todas. Me quedé junto a Fang, tomando su pata y dejándola encima de mi mano, mientras la acariciaba.

perdon:

Escucho las palabras de Achack y Arleen , y veo a Tom, parece que se ha estado divirtiendo, demasiado travieso, pero tambien demasiado buen compañero, tendre que pedir una disculpa, ademas olvide presentarme.
-Bueno en realidad si, vengo buscando al huron, gracias Achack-tomo a tom de las manos de Achack que lo estiende ante mi. -Ven aca Tom, pequeño travieso
apenas lo tomo y empieza a jugetear, lo dejo en mi hombro y sube a mi cabeza, donde ya acostumbrada a lidear con el, solo lo dejo.
-Lo siento, espero no les haya causado muchos problemas, mi nombre es Issabela Chartneics de la tribu Tetsuji, y este travieso es Tom, estabamos de compras cuando el travieso escucho un ruido y bueno, creo que el resto ya lo saben
Observo como Archack, acaba con el sufrimiento del pobre draedon, es triste pero asi tiene que ser, con el tiempo te acostumbras, es parte de la vida, al verlos supongo venian del mercado, me faltaba una especia...pero no creo se molesten si tardo un poco.
-Venian del mercado? O iban para alla? Yo estaba ahi hasta que Tom decidio que seria divertido venir a molestarlos.
Mientras digo esto solo acaricio a Tom y observo a ambos, tal vez sea divertido conocerlos un poco mas.

El animal me miro un segundo agradecido antes de cerrar sus ojos y morir, luego, con mucho respeto, use mi espada para abrir su piel despellejarlo, tomar algo de carne y hueso y por ultimo, enterré lo que quedo acompañándolo con una oración para la madre tierra, pidiendo por el descanso y la paz del espíritu del pobre animal, y también dando gracias por que su cuerpo ahora servirá para alimentarnos y vestirnos en los próximos días, por lo menos hasta que regrese a casa, cuando terminé la oración, coloque un símbolo en su tumba con una flecha, uno que representaba la paz, cuando termine, escuche la pregunta de Issabela y me levanto, guardando todo lo que pude en mi morral, hago una reverencia ante la tumba y respondo:

-Veníamos del mercado, hasta que vimos a los Daeodones atacando a un chico de los Monicans, que se quedo sin munición y teníamos que ayudarlo, teníamos un compañero Zolmec pero no sabemos donde se ha metido, antes del incidente estaba mostrandole a Arleen el mapa de la isla que tengo, y la invitaba a quedarse en Nara, mi aldea natal, por lo menos hasta que tengamos algo mas que hacer, pero dime, es raro encontrar a una Tetsuji tan lejos del agua, ¿tu que haces aquí?- ese siempre ha sido mi defecto, ser demasiado curioso, es como si algo me impulsara a averiguar mas y mas cuando conozco a otra persona nueva, los maestros de la tribu decían que un día eso me metería en problemas, y no estaban tan lejos, pero bueno, siguiendo con la historia entenderan un poco mejor.

Fang se acercó y empezó a olfatear al hurón de Issabela, supongo que quería cerciorarse de que era una mascota y no algo comestible, por que de inmediato bufo y se acercó a regañadientes a mi lado echándose al lado de Arleen yo aguante la risa y espere la respuesta de la chica, que esperaba que no me diera con una piedra en la nariz por meterme donde no me llamaban, solo esperaba que lo hiciera rápido, pues estaba a poco de anochecer y quería levantar mi tienda antes de que eso pasara, ademas, durante la noche, el mercado se vacía pero los dueños de los negocios hacen su propia fiesta, eso seria divertido para variar.

No pude evitar reír ante el comentario curioso de Achak. Parecía que su curiosidad era mayor que cualquier otra cosa, y así también la curiosidad mató al gato. Observé a la joven, y luego a mi nuevo compañero. - ¿Sabías que la curiosidad mató al gato? - Le dije dándole un leve codazo, y luego dirigí la vista hacia la chica. -No le hagas caso. Pero si quieres ayuda con algo, no dudes en decírnoslo. ¿Sabes llegar al mercado? Te podemos acompañar - dije mientras rascaba la cabeza de Fang, que había apoyado su cabeza en mi pierna. -¿No es así Achak? -

 Nunca venía nada mal conocer a alguien nuevo, y ofrecer ayuda. Nunca se sabe de quién se puede necesitar en la vida. Luego de estamparle un beso en la cabeza a Fang, me levanté del suelo, esperando la respuesta de la chica. -Y con respecto a lo de Nara... Creo que podría permanecer allí. Al menos un tiempo - le dije a Achak. Mal no iba a venir. Además, tenía cierto interés. Me acomodé el arco en la espalda, y me quedé allí, esperando que mi compañero, e Issabella, haber cuál sería el rumbo que emprenderíamos en aquel día. Aceptaba cualquier cosa que no sea quedarme sin hacer nada.